dimecres, d’octubre 18, 2006


Avui només per a romàntics:
Una comparació interessant , de la vida amb un viatge en tren.

La vida no es más que un viaje en tren:
Repleto de embarques y desembarques, salpicado de accidentes, sorpresas agradables en algunos embarques, y profundas tristezas en otros.
Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con algunas personas las cuales creemos que siempre estarán con nosotros en este viaje: nuestros padres.
Lamentablemente, la verdad es otra. Ellos se bajarán en alguna estación, dejándonos huérfanos de su cariño, amistad y su compañía. No obstante, esto no impide que se suban otras personas, especiales para nosotros.
Llegan nuestros hermanos, amigos y esos amores maravillosos.
De los que toman el tren, habrá también los que lo hagan como un simple paseo, otros que, circulando por el tren, estarán siempre dispuestos a ayudar a quien lo necestie. Muchos al bajar dejan una añoranza permanente... Otros pasan desapercibidos, que ni siquiera nos damos cuenta que desocuparon el asiento.
Es curioso constatar que algunos pasajeros, quienes nos son más queridos, se acomodan en vagones distintos al nuestro. Por lo tanto se nos obliga hacer el trayecto separados de ellos. Desde luego no se nos impide que durante el viaje, recorramos con dificultad nuestro vagón y lleguemos a ellos... Pero lamentablemente, ya no podremos sentarnos a su lado, pues habrá otra persona ocupando el asiento.
No importa; el viaje se hace de este modo:
Lleno de desafíos, sueños, fantasías, esperas y despedidas... pero jamás regresas.
ENTONCES: hagamos este viaje de la mejor manera posible.
Tratemos de relacionarnos bien con todos los pasajeros, buscando en cada uno, lo mejor de ellos.
Recordemos siempre que en algún momento del trayecto, ellos podrán titubear y probablemente precisemos entenderlos... ya que nosotros también muchas veces titubearemos y habrá alguien que nos comprenda.
El gran misterio, al fin, es que no sabremos en qué estación bajaremos, mucho menos donde bajarán nuestros compañeros, ni si quiera el de el asiento de al lado...
Me quedo pensando si cuando baje del tren, sentiré nostalgia... creo que si.
Separarme de algunos amigos de los que hice en el viaje será doloroso. Dejar que mis hijos sigan solos, será muy triste. Pero me aferro a la esperanza de que, en algún momento, llegaré a la estación principal y tendré la gran emoción de verlos llegar con un equipaje que no tenían cuando embarcaron.
Lo que me hará feliz, será pensar que colaboré con que el equipaje creciera y e hiciera valioso.
Amigo mío, hagamos que nuestra estadía en ese tren se tranquila, que haya valido la pena, que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío, deje añoranza y lindos recuerdos.

A ti, que eres parte de mi tren, te deseo un ¡FELIZ VIAJE!
A la meva germana, i a tu Pepe.